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CIS

CENTRO de INVESTIGACIONES SOCIOLOGICAS

Cuaderno 130

 

"De lo mío a lo de nadie"

Marie José Devillard

Individualismo, colectivismo agrario y vida cotidiana




III. ANTECEDENTES EN LA CABEZA DE FRAMONTANOS Y TRABANCA



El antiguo municipio de La Cabeza de Framontanos está bordeado al Noroeste por dos pueblos de Los Arribes, Villarino de los Aires y Pereña de la Ribera. La Peña, La Vídola, Villar de Samaniego, Ahigal de Villarino se suceden desde el Oeste hacia el Sudeste. Al Este el término municipal de Trabanca, se extiende de Norte a Sur, desde la provincia de Zamora ―de la que está separado por el río Tormes― hasta el Ahigal de Villarino. Situados ambos términos municipales a una altura media de 775 metros, el terreno es relativamente llano y sólo entrecortado por pequeños cerros y riachuelos. No obstante, ―incluso sin contar con La Zarza de Don Beltrán y Las Cañadas― la comparación aventaja claramente a La Cabeza de Framontanos. Su situación interior le evitó tener que contar con terrenos tan accidentados y escarpados como los del límite septentrional de Trabanca. Además su suelo está abundantemente irrigado por un subafluente del Duero (“La Ribera de la Cabeza”) y por numerosos riachuelos que lo alimentan a lo largo de su recorrido.



La historia de La Cabeza de Framontanos y de Trabanca es poco conocida. Ambos pueblos se formaron probablemente a partir de aquellas comunidades libres que, al margen de los ejes privilegiados por la política de repoblación y al abrigo de la codicia de los ricos (más interesados en establecerse en parajes mejor dotados), pudieron instalarse en los vastos espacios dejados sin roturar. El hábitat se concentró cerca de los manantiales de agua. Tal vez La Cabeza de Framontanos hizo el papel de epicentro (“cabeça”) de una pequeña colonia de migrantes; eruditos locales señalan que, desde un punto de vista etimológico, su nombre podría indicar que sus habitantes provienen del norte peninsular, de «más allá de los montes». De hecho, así figura en el Libro de lugares y aldeas del Obispado de Salamanca: «Cabeza de Foramentanos».



 

III.1. Derechos de Jurisdicción, propiedad y posesión



Tres breves comentarios me parecen importantes para apreciar en su justa medida la incidencia exacta de la transmisión de la propiedad sobre la posesión.



En primer lugar, el destino de las tres dehesas (La Cabeza de Framontanos, Trabanca y La Zarza de Don Beltrán) fue muy parecido, reforzándose así los lazos ya creados por una presumible comunidad de origen y profunda identidad cultural. Segundo, se observa (desde comienzos Del s.XVIII hasta principios del s.XX) una gran estabilidad y evidente voluntad de concentración territorial. En cualquier caso, tanto La Cabeza de Framontanos, Trabanca como Zarza de Don Beltrán, constituían sólo una parte ínfima y de poca monta en medio de unos patrimonios familiares diseminados en toda la geografía española, en Andalucía especialmente. Por lo que las consecuencias de la política patrimonial y matrimonial de las familias, no son más que pálidas consecuencias de unas estrategias cuyo centro se encontraba en otros lugares. Por último, ha sido sólo en la primera mitad del s.XX, en 1919 y 1941 en La Cabeza de Framontanos y en Trabanca respectivamente, cuando en propiedad y posesión coincidieron nuevamente entre las mismas manos, gracias a la compra de las dehesas por los antiguos arrendatarios.

Resumiendo, la historia de La Cabeza de Framontanos y de Trabanca, al igual que en la mayoría de los pueblos vecinos, es radicalmente distinta según el nivel de análisis en que nos situamos, el de la propiedad o el de la posesión. La transmisión de la propiedad hasta aquella fecha interesa en tanto en cuanto influenció el porvenir tanto individual como colectivo. Tal como cabe esperar, las estrategias de los propietarios latifundistas incidieron en la práctica económica y social de los que habitaban y explotaban sus posesiones.

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