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Los Vettones (s.II a.C.)

“Historia y Cultura de un Pueblo Prerromano de la Meseta Norte"
          Diego Salvador Conejo. Ed.: Almuzara.
          Córdoba. 2024

"Arqueología Vettona - La Meseta Occidental en la Edad del Hierro"
          Museo Arquológico Regional. Nº 12. Editor Científico: Jesús R. Álvarez-Sanchís.
          Alcalá de Henares. 2008
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Los Vettones 

Castro de "Las Merchanas" (Lumbrales)

Castro de "Yecla La Vieja" (Yecla de Yeltes)

Castro de "El Castillo" (Saldeana)

“Historia y Cultura" 

 

Hace 25 siglos, los habitantes de la meseta occidental de la península ibérica, asentaban sus poblados en lo que hoy son las provincias de Ávila, Salamanca, el sur de Zamora, el oeste de Toledo y el norte de Cáceres. Poseían rasgos culturales propios de lo que los historiadores reconocieron como la «Vettonia» o región de los pueblos «Vettones». Entre estos rasgos destacaban la lengua, las costumbres, organización social y económica, la cultura material, las ideas y las creencias.

Estos pueblos o «castros» estaban asentados en «oppidum», terrenos elevados de difícil acceso, preparados para la defensa, con murallas, torres, baluartes, fosos y campos de piedras hincadas. Estos asentamientos estaban ubicados en el cauce de varios ríos, junto a vías de comunicación, con buenas vistas del terreno circundante, que ayudaran a controlar la llegada de extraños, o grupos con intenciones no amigables.

Algunos de estos castros que aún se mantienen en pie son: «Sanchorreja», «Las Cogotas», «La Mesa de Miranda», «Ulaca», «El Freíllo», en la provincia de Ávila; ó «Las Merchanas», «Yecla la Vieja», «El Castillo de Saldeana», o «Salmantica» en la provincia de Salamanca.

Las raíces culturales del pueblo vettón, proceden de la Edad del Bronce en el oeste de la península ibérica. Se considera «protocéltico» pues aún no habían aparecido elementos de la cultura «Celta». Los prehistoriadores sitúan a los protoceltas en la segunda mitad del II milenio a. C.

Según varios autores, los «vettones» reciben influencia celtibera desde el siglo V a. C., por diversos influjos como la cremación de cadáveres y posterior depósito de las cenizas de estos en urnas funerarias.

 

1. Etnonimia

«Vettones» es un etnónimo latino, que corresponde a la palabra griega «Ouettones», aunque es probable que ambas sean términos céticos.

Según el profesor Juan Luís García Alonso, el término «vettones» se ha relacionado con la raíz indoeuropea «wegh-», que significa «mover», «tirar», «viajar», de la que procede el latín «veho», del que deriva a su vez nuestro «vehículo».

En lengua céltica está atestiguado en el antropónimo galo «Vecti-(rix)»; en galés como «gweith» y en irlandés antiguo como «fetch», significando en ambas lenguas «viaje, tiempo, vez». Asimismo y como derivado semántico, tenemos la raíz, como weik- «combatir», y wink- «vencer», de donde procede el latín vinco. Así el céltico wectis- «saqueo, batalla, hazaña», parece englobar los campos semánticos de estas raíces.

García Alonso, considera céltico el etnónimo «vettones», por paralelismo con otras formas, como las irlandesas, galesas y galas, todas ellas celtas […].

J. Gómez Pantoja llama a los «vettones» los «viajeros», concepto, quizás relacionado con la movilidad de este pueblo fuera de su territorio solariego, como saqueadores o mercenarios.

Almagro Gorbea cree que el término «vettones» significaría «los que se mueven» o «los nómadas».

Tito Livio opina que el término «vettones» procedería de «vectonibus», lo que hace suponer que el etnónimo originario fuera «vectones», derivado de la raíz vek-ti, uikt?, «lucha» y veik-, «fuerza hostil», «energía hostil», uoik?, «fuerza vital». Todo nos conduce a lo mismo: «lucha, combate, movimiento… Dinamismo, agresividad», en suma.

 

2. La lengua «Vettona»

Nada se sabe de la lengua que hablaban los «vettones». Los celtíberos, aprendieron la escritura de sus vecinos íberos, adaptando su conjunto de signos. Pero los pueblos indígenas dela meseta occidental y el oeste peninsular aprendieron a escribir cuando contactaron con los romanos. El caso es que no se ha encontrado ningún escrito vettónico prerromano. Pero lo que si es cierto es que a mediados del primer milenio a.C. se vieron afectados por la influencia céltica, extendida por todo el occidente peninsular […].

Ruiz Entrecanales cita que algunos antropónimos «vettones» podrían estar emparentados con la lengua lusitana: «Albonius, Cilius, Sunua…».

Según un trabajo clásico del historiador: Tovar Llorente, Antonio, entre los «vettones» aparecía una vieja lengua precéltica indoeuropea en topónimos como «Salmantica» (Salamanca) y «Salmanti» (Río Tormes), apareciendo en ambos casos al sufijo –nt, similar al de algunos ríos indios e iranios, lo que le hacía sugerir a este autor la tremenda antigüedad de la presencia de los «vettones» en la península ibérica como grupo diferenciado. En cambio, se dan rasgos celtas en otros topónimos «vettones» como –briga: «Augustóbriga, Deobriga, Cottaeobriga o Miróbriga».

3. El Territorio Vettón

 

Los vettones habitaban las regiones del suroeste de la meseta norte y occidentales de la meseta sur y del este de Extremadura, a caballo del Sistema Central. Sus tierras incluyeron desde el límite septentrional en el río Duero hasta las sierras extremeñas de Guadalupe al sur. El río Tajo vertebra su territorio, como hace con la tierra de los carpetanos. El río Duero separaba a vettones de Vacceos, astures y celtíberos arévalos. El río Côa, ya en Portugal, señalaría el límite occidental y la céntrica sierra de Guadarrama entre las actuales provincias de Madrid y Ávila, al confín oriental de la tierra de los vettones […]

Parece clara, para algunos arqueólogos, la diferencia de tamaño entre los oppida (lugares elevados, colinas o mesetas) de las provincias de Salamanca o Ávila y los pequeños castros de Cáceres, lo que evidencia los diferentes modelos de ocupación del territorio.

La lista de ciudades vettonas del geógrafo alejandrino Ptolomeo (siglo II d. C.) y las mansiones que aparecen en los itinerarios de Antonino (28) y el Ravenate o Anónimo de Rávena (29) permiten delimitar el solar vettón. Las poblaciones señaladas eran las siguientes:

Ocelón: Ocelo Duri Zamora; Cottaeobriga: Junto al río Côa (Portugal); Salmantica: Salamanca; Bletisa: Ledesma; Mirobriga: Ciudad Rodrigo; Lancia Oppidana: Estibaciones de Sierra de Gata; Capara: Ventas de Caparra; Turgalium: Trujillo; Curia: Coria; Manliana: Santibañez el Bajo; Lama: Entre Baños de Montemayor y Plasencia; Augustobriga: Talavera la Vieja; Laconimurgi: Navalvillar de Pela; Alea: Alia cerca de Guadalupe; Deobriga: Ulaca; Obila: Ávila.

La Vettonia, estaría incluida en la provincia de Lusitania. Ptolomeo la delimita al norte por el río Duero desde su desembocadura en el océano Atlántico hasta la provincia Tarraconense y Bética.

Plinio en su Naturis Historia (NH, 4, 19), dice sobre el territorio vettón: «Los primeros, por la costa, son los Bastulos; detrás de ellos, en el orden en que se enumerarán, alejándose tierra adentro, están lon Mentesanos, los Oretanos y, a orillas del Tago, los Carpetanos; junto a ellos los Vacceos, los Vettones y los Cletiberos Arevacos».

4. El urbanismo Vettón, «los Castros»

Los castros eran emplazamientos en altura, generalmente de superficie reducida, difícilmente accesibles, con defensas naturales y artificiales donde las naturales no eran suficientemente disuasorias. Normalmente se ubicaban en terreno granítico muy visible en los alrededores y adaptados a la topografía del entorno. En su interior había grandes espacios sin urbanizar. Según Álvarez-Sanchís hay cuatro tipos de castros vettones: los que ubicaron sobre espigones fluviales, sobre cerros o acrópolis, en meandros y en laderas.

4.1. Organización interna de los castros

Dentro de los poblados existía cierta organización jerárquica, condicionada por la topografía del terreno. Había barrios habitados por las élites, otros por artesanos, pero el resto de la población habitaba los barrios más pobres. El arqueólogo Juan Cabré Aguiló, aseguró que dentro del recinto amurallado existían cercados para ganado y se ubicaban barrios residenciales, donde vivían las jerarquías medias y altas, pero los artesanos y los más desfavorecidos, vivían en los extramuros. Aunque en momentos de apuro, se refugiaban en el interior del castro.

4.2. Fortificaciones y Murallas

La muralla se construía sobre el suelo, sin cimientos, con piedras de mampostería, generalmente en dos filas paralelas, con un espacio intermedio que se rellenaba con piedras y grava. Posteriormente las murallas mejorarían considerablemente sus estructuras y aspecto. Se remataban con una empalizada de madera o postes entrelazados de palos y ramajes a modo de adarve […]

Las puertas de los recintos suelen ser en general de dos tipos:

  • Puertas en embudo: abertura que ofrecen los dos lienzos de la muralla al incurvarse hacia el interior, formando un callejón en forma de embudo.

  • Puerta en esviaje: los dos lienzos adoptan una posición paralela dejando un espacio libre entre ambos para pasar.

Estas defensas son completadas por fosos que circundan la muralla en su parte exterior. Debido a los emplazamientos generalmente ubicados en zonas elevadas, son habituales los […] Estos campos de piedras servían para dificultar las cargas de caballería y los ataques de infantería.

5. Los castros vettones (Salamanca)

5.1. «El Castillo» (Saldeana)

 

Este yacimiento se localiza en el término municipal de Saldeana. Localidad salmantina enclavada dentro del Parque Natural de los Arribes del Duero. Para acceder al castro (en mal estado de conservación), se toma un camino que sale de la propia población. En unos 20 minutos de recorrido a pie nos hallaremos delante de lo que queda de la muralla del asentamiento.

El poblado o castro de «El Castillo», datado en la II Edad del Hierro, tuvo continuidad durante la época romana a juzgar por las estelas funerarias reutilizadas como material de construcción en numerosas viviendas de Saldeana. El castro domina un meandro formado por el río Huebra. La muralla se construyó en las zonas más accesibles, ya que el resto forma parte de un promontorio granítico de difícil acceso. La muralla se adapta a la topografía de terreno, algo típico de la arquitectura indígena de la II Edad del Hierro.

Las defensas del poblado se completan con un campo de piedras hincadas exteriores al recinto. Algunos de estos «meños» llegan a medir más de un metro de altura, algo no muy habitual. En su día existieron dos accesos en el este y el norte (hoy cegados). Para acceder al interior del recinto existe un portillo, seguramente abierto en el siglo XX para los pocos interesados que osen acceder al interior. Aunque sólo por el paisaje abierto hacia el río Huebra, merece la pena una breve visita al lugar.

5.2. «Las Merchanas» (Lumbrales)

Para acceder al castro de «Las Merchanas», desde el pueblo de Lumbrales, hay que tomar dirección a Bermellar. En el km 4 de la carretera DSA-579, se observa un gran panel indicadoral castro de «Las Merchanas». Desde aquí hay tomar una camino (a la derecha) que nos llevará a una explanada que ubica un Parking. Desde este punto hay que seguir por un sendero musealizado con paneles informativos que lleva directamente al yacimiento.

Este castro fue excavado en 1952, 1953 y 1955 bajo la dirección de Juan Maluquer de Motes (1915-1988), historiador y arqueólogo español, especialista en Prehistoria y Edad Antigua. Una de las características más sobresalientes de este castro es el hecho de conservar prácticamente integro su recinto amurallado, de forma elipsoidal. La muralla tiene una altura media de 2 metros y alcanza los 3 en algunos tramos, excepto en un recodo sobre el río Camaces, donde no existe tramo por ser innecesario.

La muralla está adaptada al terreno y se construyó directamente sobre la roca superficial, sin cimentación, ni terraplenes ni fosos, Los paramentos de las defensas se construyeron de roca granítica de pequeño tamaño. El grueso del muro defensivo, de época romana, oscila según el sector entre 1,50 y 6 metros, en algún punto, coincidiendo con las incurvaturas de las puertas de acceso meridional y oriental (que es la principal) llega hasta los 8 metros. Frente al acceso principal, Maluquer documentó una zona de piedras hincadas. La puerta meridional está situada frente al río Camaces, en tiempos debió ser un acceso importante, frente a ella debió existir un puente sobre el río, pues existe un viejo camino que finaliza en la orilla opuesta del Camaces.

La puerta oriental, la principal, tiene forma de embudo, franqueada por incurvaciones en forma de torreones. En el campo de piedras hincadas, junto a esta puerta se encontró un verraco de granito. Y ahí continúa vigilante […] La entrada oriental se interna en el castro y conduce hasta los restos de algunas viviendas de época bajorromana. Un portillo de la zona comunica con una necrópolis también bajorromana (siglos IV-V).​​

En el centro del castro, Maluquer excavó un curioso edificio romano, compuesto por tres estancias. En una de ellas aparecieron fragmentos de esculturas de mármol, que habían sufrido en parte los efectos de un incendio, vestigios de tejas y de cerámica de terra sigillata (46), y un pequeño bronce del emperador usurpador Magno Máximo (47). Los suelos de la vivienda fueron pavimentados toscamente con tierra apisonada para igualar las irregularidades de la roca base. En uno de los extremos apareció de planta semicircular, como la de un teatro griego.

Tras estudiar la necrópolis de inhumación tardorromana ubicada junto al muro norte, Maluquer señaló que el castro pudo ser abandonado definitivamente durante el siglo V., las inhumaciones encontradas por entonces aparecieron alineadas, generalmente con la cabecera mirando haca la cercana muralla, pero como denominador común podemos señalar la extrema pobreza de su ajuar, incluso en algunos casos de su ausencia. Este rito mortuorio no deja de ser curioso en la región, ya que en otras necrópolis pernetecientes a ámbito vettón, suelen ser de incineración (El Raso, La Mesa de Miranda, Las Cogotas).

En el caso de «Las Merchanas», al contrario que en otros yacimientos de la zona, Maluquer no encontró estelas funerarias que indicasen la existencia de tumbas. A pesar de todo, Maluquer aventuró que la necrópolis de «Las Merchanas» tenía una cronología superior al siglo III, lo que parece coincidir con el final de la existencia del asentamiento, en medio de fuertes turbulencias políticas, que el arqueólogo relaciona con los violentos choques entre visigodos y suevos durante el siglo V. En una de las tumbas se halló un cuchillo tipo Simancas, junto con otros enseres de labrar madera, como gubias y formones, un martillo y una azuela, por lo que es de creer que el enterramiento perteneció a algún carpintero.

En 2005 aparecieron tres estelas funerarias que se habían reutilizado. La presencia de estas estelas estaría justificada, no sólo en este poblado, por la incorporación de los vettones a las legiones romanas en calidad de auxiliares o como legionarios de pleno derecho (48).

En 2008 se descubrió la denominada Puerta Romana, constituida por sillares bien cortados, de forma prismática y labrados, una estructura novedosa respecto a las rudimentarias puertas de la Edad del Hierro, pues ahora el ancho del pasillo de acceso se construye reducido, no superando los 4 metros, cuando es habitual que los accesos de épocas anteriores superen los 6 metros de anchura. También aparecieron restos de cloacas en las excavaciones posteriores.

Pero uno de los hallazgos más enigmáticos de «Las Merchanas» es una lámina de bronce con la inscripción latina: TES(S)ERA CAURIE(N)SIS MAGISTRATU TURI. Esta tésera se encuentra desaparecida en la actualidad. Es posible que se refiera a un acuerdo entre los mandamases de «Las Merchanas» y los de «Coria», en la provincia de Cáceres, posiblemente referido al paso de ganado trashumante, Toda una incógnita.

5.3. «Yecla La Vieja» (Yecla de Yeltes)

El castro de «Yecla la Vieja» se encuentra a 2 km al sur de la población salmantina de Yecla de Yeltes, sobre una plataforma delimitada por dos arroyos. Es un castro de poderosas defensas levantadas por la mano humana.

Una potente muralla cierra una superficie de 4/5 hectáreas, apuntalada en algunas zonas por piedras hincadas, sobre todo en el lado occidental, menos protegido que los demás. El recinto amurallado consta de cuatro accesos principales y un portillo. La puerta principal, en forma de embudo se ubica al norte de la posición.

La puerta meridional también es de embudo. Las otras dos puertas son secundarias, y el portillo es tan sólo una interrupción en el recinto amurallado, una simple apertura para acceder a un manantial. Decir que, en la puerta en esviaje de Yecla, el pasillo supera ampliamente los 6 metros de antura.

Este emplazamiento fue ocupado entre la II Edad del Hierro y la Alta Edad Media. El poblado se celtiberizó (52) intensamente a partir del siglo III a.C., un proceso identificado por la aparición de numerosas armas e instrumentos de hierro y la producción de cerámica rojiza a torno y frecuentemente decorada con motivos geométricos en color negro. Lo que no se sabe es si el incremento de cachivaches cetíberos implicó la presencia física de guerreros celtíberos, ya fuese como conquistadores o como mercenarios.

Según el historiador González-Tablas Sastre, F. J., En Yecla se han documentado dos niveles. Uno caracterizado por cerámicas a torno de tipo celtibérico, con decoración a peine o estampillado, de los siglos III-II a.C. El segundo nivel caracterizado por cerámica sigillata tardía perteneciente al período imperial romano.

La época de mayor esplendor fue el período romano bajoimperial y a este corresponden las estelas de la necrópolis y un término (o mojón) que delimita el territorio mirobrigense (en las inmediaciones de Ciudad Rodrigo)  el de los polibedenses, un pueblo o una gens de ubicación desconocida, pero que debió habitar el occidente salmantino. No podemos saber si esta segunda población o civitates coincidía con los habitantes del primitivo asentamiento de Yecla de Yeltes. En esta época del Bajo Imperio se repara la muralla, lo que parece indicar un período de inestabilidad política. O simplemente se trató de una necesaria reforma.

En los trabajos del año 2004, se reabrió la puerta occidental de la muralla a través de la cual se accedía a la necrópolis. Este acceso se condenó en su día al no utilizarse el cementerio, quizás a finales del período romano. Pero ni la necrópolis de la Edad del Hierro ni la de época altoimperial se han hallado todavía. En esta campaña de excavación, salieron a la luz varias viviendas de la época visigoda y los restos de un individuo que debió morir de forma violenta al derrumbarse la pared de la muralla.

La vida cotidiana del poblado decayó algo en la etapa visigoda, pero según los historiadores: Martín Valls, Ricardo y Romero Carnicero, Fernándo, existieron aún grupos grupos humanos residuales residentes en el lugar hasta finales del siglo XII, fecha en la que la población más irredenta se trasladó por fin al actual emplazamiento de la moderna Yecla de Yeltes. Posiblemente la definitiva despoblación del viejo asentamiento de la Edad del Hierro se produjese cuando el rey Fernando II donó al arzobispo compostelano la villa de Ecla en el año 1184.​

Fuentes:

(28)  Documento de la Roma antigua que se supone redactado en el siglo III en el que aparecen recopiladas las rutas del imperio romano. De este itinerario sólo se conserva una copia procedente de la época de Diocleciano (a comienzos del siglo IV).

(29)  Se trata de la compilación realizada por un cosmógrafo cristiano hacia el año 670, manejando documentación de siglos anteriores (siglo III ó IV), con muchas corrupciones y variantes introducidas luego por los sucesivos copistas medievales, en el que se describen itinerarios romanos.

(46)  Expresión latina que significa «tierra (o cerámica) sellada», referida a un característico tipo de cerámica romana de color rojo brillante.

(47)  De origen hispano, dio muerte al emperador Graciano cerca de Lyon (383) y se erigió augusto de la Galia, Britania y España. Teodosio le derrotó popsteriormente.

​(48)   Las tropas auxiliares romanas estaban compuestas cpor soldados que no eran ciudadanos romanos. Apoyyaban a las legiones en combate, compuestas en exclusivapor ciudadanos romanos, e igualmente tuvieron un papel importante en las labores de represión, pillaje y escaramuza que complementaban a las batallas campales en las guerras.

(52)   Algo similar a lo que ocurrió en Villasviejas del Tamuja.

Bibliografía:

  • "VETTONES - Arqueología, Historia y Cultura de un Pueblo Prerromano de la Meseta Norte". Diego Salvador Conejo. Ed.: Almuzara. 2024.

  • "ARQUEOLOGÍA VETTONA - La Meseta Occidental en la Edad del Hierro". Museo Arqueológico Nacional. Nº12. Alacalá de Henares. 2008

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Población: 122 hab. (INE 2006)      Densidad: 1,19 hab./km²       Gentilicio: n/d      Fiestas Patronales: San Juan Bautista      C.P.: 37174

Ayuntamiento: Villarino de los Aires      Provincia: Salamanca     Partido judicial: Vitigudino     Comarca: La Ramajería     C. A.: Castilla y León

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